miércoles, 30 de enero de 2008

Otra Angustia Poética


Baudelaire no deja de asombrar. Diez años antes de su muerte los ocupa escribiendo “El esplín de París”, obra inacabada como “Las Flores del Mal” ya que podía introducir nuevos textos o corregir algunos de ellos. Los cincuenta textos que forman este libro son en prosa poética, donde queda de manifiesto soledad, cólera, angustia existencial, etc. que se diluyen en el ideal imaginario. Para deleite de lectura transcribo uno de los textos que forman parte de El esplín de París:

“El confíteor del artista”

“¡Cuán penetrantes los finales de los días de otoño! Penetrantes, ¡ay!, hasta el color, que existen deliciosas sensaciones en las que lo difuso no está reñido con lo intenso; y no hay punta más aguda que la del Infinito.
Inmensa fruición la de anegar la mirada en la inmensidad del cielo y de la mar. Soledad, silencio, incomparable pureza del azul; en el horizonte una vela diminuta, temblorosa, que en su pequeñez y en su aislamiento remeda mi existencia irremediable; melodía monótona del oleaje, todas estas cosas piensan por mí, o yo pienso por ellas, que, en la magnitud del ensueño, en breve el yo se desvanece; piensa, digo, pero de un modo musical, pintoresco, sin argucias, sin silogismos, sin deducciones.
Y, no obstante, estos pensamientos, ya broten en mí o surjan de las cosas, se tornan pronto extremadamente intensos. La energía, en el placer, produce un malestar y un sufrimiento positivo. Mis nervios, tensos en exceso, sólo producen vibraciones chirriantes y dolorosas.
Y, ahora, la elevación del cielo me consterna; su limpidez me exaspera. La insensibilidad del mar, la inmutabilidad del espectáculo me sublevan … ¡Ah! ¿Es preciso sufrir eternamente, o huir eternamente de lo bello? Naturaleza, hechicera despiadada, rival siempre victoriosa, déjame. ¡No tienes por más tiempo mis deseos ni mi orgullo! La aplicación a lo bello es un duelo en el que el artista grita de espanto antes de ser vencido”.

Muestra toda su sensibilidad, todo lo evapora constantemente, crea un ritmo melodioso que permanece en todo el texto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

para mi hombre azul.....no llores más lagrimas celestes...