sábado, 26 de agosto de 2006

Historia Ignorada


No todo está dicho. Aún falta que lo ganado en 206 años aproximadamente, sea asimilado y enseñado en las auras de todos los colegios para obtener mentes sanas, respetuosas y conocedoras de la historia ignorada, que se ha mantenido oculta hasta el momento. Las razones de este ocultamiento, lo más probable, se debió a que el reconocimiento y validación se les otorgaba solamente a los que usaban la fuerza para obtener dominio y respeto dentro de la sociedad.

No se puede pensar ni decir que la historia de las mujeres es un tema obsoleto, pasado de moda y que nada sirve para los tiempos actuales, si fuera así entonces estaría obsoleta las clases de historia en cualquier colegio, la filosofía ya no debería de preocuparse por conocer y estudiar a Platón con su mito de la caverna, como también se debería restar importancia al dualismo cartesiano, en el que R. Descartes dividió los entes en res cogitans, el alma como sustancia pensante que no tiene extensión y en res extensa, la materia pensante. Esta visión marca la tradición del pensamiento hasta hoy. Para que vamos a mencionar a Friedrich Nietzsche, ni los estudios vertidos sobre su asesinato de dios y otros temas.

La Historia de las Mujeres no se debe confundir con feminismo, movimiento loable que ha aportado la descentralización de los valores humanos, como también el reconocimiento del Otro. No porque sea Historia de las Mujeres, significa Feminismo, si fuera así a la Historia del Hombre tendríamos que relacionarla con el Machismo. La Historia de las Mujeres no pasa por un tema de moda, no pertenece a la farándula, es una realidad que tiene un contexto histórico importante y no debidamente valorizado ni reconocido por la sociedad.

Como pienso que el párrafo anterior desmotivó al lector varón, me dirijo a ti mi Querida Lectora Virtual, para decirte que las primeras filósofas de Grecia fueron: Aspasia, Teano, Perictione e Hipatia de Alejandría. En aquella época las mujeres vivían completamente discriminadas, esta segregación era avalada por la opinión pública que difundía Aristóteles sobre la inferioridad del sexo femenino. Cansada de la situación (los esclavos también se cansaron de su esclavitud, pero ese es otro tema), como decía, cansada de la situación la astrónoma Aglaonice de Tesalia, autora de Tratados y Profesora de Ciencias Naturales protagonizó una de las primeras rebeliones femeninas. Además en los siglos V y IV a.c. en Atenas tuvo lugar un pequeño movimiento de emancipación femenina, el cual quedó escrito en “Medea” de Eurípides y en “La República” de Platón.

Por el momento nos remitiremos a la filósofa Aspasia, quien formó parte de los círculos intelectuales y políticos, siendo una experta en retórica. Sus textos de ginecología y obstetricia fueron de gran importancia hasta el surgimiento de la obra de Trótula en el siglo XI. Se casó con el famoso ateniense orador y político Pericles, a quien le escribía los discursos, enseñándole también a hablar y desenvolverse en público. Fue maestra de Platón y Sócrates. Platón la menciona en sus Diálogos, pero quedó oculta por su condición, ya que la inteligencia no era apreciada como una virtud en la mujer. Como si fuera poco, fue procesada y juzgada por impiedad y libertinaje, pero gracias a la intervención de Pericles fue absuelta. Al morir su esposo a causa de una epidemia, Aspasia contrae nuevas nupcias y su rastro se pierde en la historia. Se le atribuyen los epitafios de Mexenen y Tucídides.

Como se puede apreciar es una biografía corta, pues las propias mujeres tenían que forjarse las circunstancias para desarrollarse como sujetos individuales y cuando tenían formado un pequeño espacio propio, eran acusadas de cualquier delito. Para la filósofa Teano la vida no fue muy diferente, el matrimonio con el filósofo y matemático Pitágoras le aseguró el acceso a estudios y conocimientos que le permitieron escribir tratados sobre los poliedros regulares (que tienen varias caras, ángulos poliedros) y una obra donde formuló teorías sobre la proporción. Además en “Sobre la Piedad” hace una profunda reflexión sobre los números de acuerdo a la concepción. Después de la muerte de Pitágoras dirige a la comunidad, a pesar de que la escuela estaba destruida a causa de la rebelión que existió contra el gobierno de Trotona. Con la ayuda de sus dos hijas difundió los conocimientos filosóficos y matemáticos por Grecia y Egipto.

Desafortunadamente nosotras, pequeñas mortales, aún no tenemos acceso a los contenidos de las obras mencionadas. Prometo que he buscado y buscado pero no he podido dar con el contenido, por el momento nos deberemos conformar con estas pequeñas pinceladas, hasta que un alma gentil y generosa nos permita entrar a las páginas de nuestras ancestrales amigas. De Perictioni, sólo se conserva un fragmento del libro titulado “Sobre la Sabiduría” en el que habla sobre las ciencias. Debe ser interesante sumergirse por unos momentos en el pensamiento de estas mujeres, las cuales tenían un pensar puro, ingenuo, no contaminado como el que nosotras hoy en día poseemos. Pero el habitat en el que vivían no me atrae: demasiado frío y cruel, volver a esa época sólo pasa por un acto romántico.

Hipatía

Ahora leeremos la historia de una importante mujer, quien fue víctima de uno de los peores atentados contra la sofhia, (sabiduría).
Hablo de Hipatia de Alejandría. Nacida en el año 370 d.c en Alejandría, ciudad de Egipto, creció en el culto ambiente alejandrino, donde otras científicas como las alquimistas María “la hebrea” y Cleopatra habían dejado su marca. De la madre de Hipatia no se tienen antecedentes, así que esta anónima mujer estuvo casada con Teón de Alejandría, ilustre matemático y filósofo, fue maestro de Hipatia, convirtiéndola en una gran mujer de Ciencia y Filosofía, algo inusual para la época, ya que las mujeres estaban destinadas solamente al hogar.

Teón tenía a cargo el museo, lugar dedicado a la investigación y enseñanza, esta institución había sido fundada por Tolomeo, emperador que sucedió a Alejandro Magno, fundador de la ciudad de Alejandría. El museo tenía más de cien profesores y alumnos que asistían periódicamente, Hipatia, estudió aquí, y aunque viajó a Italia y Atenas para recibir cursos de filosofía se formó como científica en el Museo, permaneciendo en él hasta su cruel muerte. El Historiador del siglo V, Sócrates Escolástico se refiere a ella diciendo “la belleza, inteligencia y talento de esta gran mujer fueron legendarios, superó a su padre en todos los campos del saber, especialmente en la observación de los astros”.

Enseñó e investigó durante veinte años matemáticas, geometría, astronomía, lógica, filosofía y mecánica. Fue oficialmente nombrada para explicar las doctrinas de Platón y Aristóteles, además enseñó geometría, astronomía y álgebra. Diseñó el astrolabio plano, que se usaba para medir la posición de las estrellas, planetas y sol. Escribió aproximadamente 44 libros e inventó aparatos como el idómetro, el destilador de agua y el planisferio. Estudiantes de Europa, Asia y África acudían a sus enseñanzas sobre “La Aritmética de Diofanto”. Su casa se vio convertida en un auténtico centro intelectual.

Dejemos que nuevamente Sócrates Escolástico la describa: “consiguió un grado tal de cultura que superó con mucho a todos los filósofos contemporáneos. Heredera de la escuela neoplatónica de Plotinio, explicaba todas las ciencias filosóficas a quien lo deseara. Con este motivo, quien deseaba pensar filosóficamente iba desde cualquier lugar hasta donde ella se encontraba, pero a más de saber filosofía era también una incansable trabajadora de las ciencias matemáticas”.

Fue heredera de un conocimiento que pocas veces se vio tan engrandecido, pero los cristianos identificaban este conocimiento con el paganismo por lo que quemaron y destruyeron todos los templos y centros griegos, obligando a las personas a convertirse al cristianismo, quien no se convertía era asesinado. Hipatia se negó varias veces a convertirse como también a renunciar al conocimiento griego, a la filosofía y a la ciencia. Fue en la cuaresma de marzo del año 415 que monjes encapuchados y vestidos de negro la sacaron de su carruaje y la arrastraron de los cabellos hasta dentro de una iglesia. Bajo el liderazgo de San Cirilo y su mano derecha Pedro el Lector, la desnudaron y allí frente al altar y el crucifijo le arrancaron la carne de sus huesos con pedazos de ostras afiladas. Después la despedazaron, arrojando finalmente el cuerpo mutilado a las llamas.

De este cruel asesinato en nombre de dios, Sócrates Escolástico nos informa en otro de sus escritos:
“Todos los hombres la reverenciaban y admiraban por la singular modestia de su mente. Por lo cual había gran rencor y envidia en su contra y porque conversaba a menudo con Orestes y se contaba entre sus familiares, la gente la acusó de ser la causa de que Orestes y el obispo no se habían hecho amigos. Para decirlo en pocas palabras, algunos atolondrados, impetuosos y violentos cuyo capitán y guía era Pedro, un lector de esa iglesia, vieron a esa mujer cuando regresaba a su casa desde algún lado, la arrancaron de su carruaje, la arrastraron a la iglesia llamada Cesárea, la dejaron totalmente desnuda, le tasajearon la piel y las carnes con caracoles afilados, hasta que el aliento dejó su cuerpo, descuartizan su cuerpo, llevan los pedazos a un lugar llamado Cinaron y los queman hasta convertirlos en cenizas”.

Orestes informó del asesinato y solicitó a Roma que se iniciara una investigación, pero luego renunció a su puesto y huyó de Alejandría. La investigación se posponía por falta de testigos y más tarde San Cyrilo fue canonizado y elevado a la categoría de santo. Duele enterarse que por un afán de dominio y fanatismo religioso, mueran personas de gran inteligencia, que han aportado al desarrollo y evolución del pensamiento y de la ciencia.

Con el asesinato de Hipatía en manos de los cristianos, se termina la enseñanza platónica en Alejandría y en todo el Imperio Romano, pero no mataron solamente a una persona, mataron a la primera matemática y filósofa mujer de la historia, y a la más notable intelectual de su época. Hipatía pagó con su vida el amor a la sabiduría y a las ciencias, al no someter sus principios a una fe que no respondía a sus ideales y conocimientos, además vivió en un mundo en el que las mujeres no podían hablar en las asambleas ni en los lugares de culto destinados exclusivamente a los hombres, aún así trasgredió las normas, para entregar su gran aporte a la sociedad.

jueves, 17 de agosto de 2006

Insomnio con Tragedia



Como todas las noches me desvelo aunque esté en tus brazos, me desvelo en esta madriguera que siempre huele a cigarro y café bebido hasta el primer síntoma de acidez.

Así construyo o des-construyo la vida, donde uno no tiene más alternativa que vivir o morir, mientras los otros gimen por otras pellejerías más trascendentales que lo vivido en esta pieza de cuatro paredes como todos los dormitorios del mundo.

Herida prehistórica este respiro de encontrar paz. El sistema no está bien, como los nervios de todos los que respiramos con mediana inteligencia con el pulmón lleno de cansancio y el cerebro agobiado por tanta información almacenada, destruida y preocupaciones domésticas varias.

Y yo, una más dentro de los otros, caminando a pulso como todos para no ser aplastada por la manada, así como otros, y que nadie devore lo que me queda de cuerpo. Así como estamos no estoy segura de llegar a la muerte, al igual seguiré caminando aunque las heridas sin sangrar al igual duelen.

Falta tiempo para ser felices, las máquinas se construyeron para que estuvieran al servicio de los humanos, pero ha sido lo contrario. Además las máquinas nos permitirían tener más tiempo para el reposo y no vivir tan agobiados por el exceso de trabajo. Fue una utopía, quizás una de las mejores utopías.

Lo cierto es que ahora una máquina trabaja en mi lugar, se gana mi sustento como también se gana el pan de los hijos ajenos. Somos un puñado de desocupados sin tiempo para ser felices, pertenecemos a una estadística inexistente, a un submundo donde no hay dinero para Internet ni TV cable. A la huesera porque nuestros huesos no son reciclables. A un mundo donde soy una más dentro de los otros que andan por calles nubladas en días de sol.

No hay donde gritar. Todos los espacios están ocupados y no existe una dirección llamada auxilio, donde enviar este insomnio y los gritos acumulados.

Tranquilidad, confianza, nada es para tanto, existe esperanza, no existe la enfermedad de la cesantía, por lo tanto no hay remedio. El insomnio lo he traído desde siempre, es parte mía, a veces duele, a veces duermo.

A veces, como hoy, estoy en tus brazos y olvido lo que duran nuestros besos, las entrevistas pendientes y el currículo número ciento diez por despachar.

Diferente Realidad Animal



En el tráfico habitual de cualquier rutina de todas las ciudades que forman nuestro Chile lindo, existen mundos diferentes caminando con el mismo sentimiento, que cada quien lo manifiesta de la manera más convincente para demostrar y superar la realidad en la que vivimos. Existen hombres, mujeres, infantes pidiendo limosna con o sin descaro, como sea, al igual responden a la frase que todos conocemos desde lejos, “la necesidad tiene cara de hereje”, y existen los otros que venden parche curita, gomitas, chicles, etc. a cambio de una moneda de cien pesos. A este mismo universo que cada día se multiplica como el dolor de una epidemia, se agregan aquellas personas que buscan algo en la basura peleando a veces con un perro por el probable alimento que se encuentra en el basurero, y existen otros que recogen cartones y luego pasan por las casas pidiendo papel de diario. A todos los une el mismo sentimiento de desamparo para sobrellevar el mal vivir que tienen pegado en el estómago.

Esta realidad de la cual nadie quiere leer, porque se supone que la lectura es enseñanza o placer, y la realidad expuesta en el párrafo anterior, no enseña nada y tampoco agrada porque son hechos de la vida cotidiana que vemos a diario y que nada podemos hacer para que la situación de estas personas se revierta, ya que como ciudadanos comunes y corrientes no tenemos el Poder ni el dinero para entregar a cada paso una moneda de cien pesos. De esta realidad que todos vemos y nadie mira, porque duele, incomoda, hoy quiero hacer eco en estas líneas, pero no quiero hablar de las personas afectadas ya que ellas en gran medida pueden salvarse, comunicarse mediante la palabra, y como sea al fin y al cabo deben tener un mal techo que mal los abriga, pero tienen donde llegar después de la ardua jornada de lo que significa vivir o simplemente respirar.

Hablo de esos seres entumecidos, que llevan a cuestas un hambre eterna y que ya ni siquiera pueden responder a su instinto de ladrar. Hablo de los animales que domesticamos y criamos para que nos protegieran y que hoy andan caminando como sombies por la ciudad civilizada en la cual vivimos. Los perros han pasado a formar parte de una realidad de la cual nadie parece preocuparse, y que la Sociedad Protectora de Animales sólo se recuerda de ellos cuando alguien ha querido darles una muerte diferente a la muerte por desnutrición, o porque el animal falleció por las garrapatas que terminaron por quitarle la miserable vida que les quedaba en el pellejo.

Me duele pensar de estar forma, pero no queda remedio. Me duele ver como un perro me sigue si llevo una bolsa de pan. Camina sin ladrar en forma lenta, enferma, con una profunda misericordia en los ojos, lleva esculpido en su andar una súplica que me hace olvidar mi propia realidad. Obvio que le doy un poco de alimento, olvidando que a los perros les hace mal comer pan, y no le puedo dar dos panes porque carecen del sentido de guardar para mañana. Duermen en plazas, debajo de algún banco, todo el mundo los corre y ellos ni siquiera tienen el aliento para defenderse o ladrar, solamente se van con el rabo entre las piernas, las orejas gachas, y con el hambre pegada en el estómago.

No lloran, sólo gimen y pelean entre sus pares por algún trozo de algo, que por lo general es un papel con aceite de papas fritas, y se conforman con pasar la lengua, lo más probable es que este acto lo repitan mil veces y las mil veces se quedan con el mismo vacío, pero pelean por lo que puede ser un milagro que nunca llega, porque a nadie le interesa. Porque estamos acostumbrados a vivir entre los que piden y que son nuestros pares. Nada podemos hacer por ayudarlos, lo poco que se gana en este país, a penas le alcanza a quienes trabajan y ellos no pueden alimentar a un perro de la calle, como tampoco pueden salvar y solventar la miseria de todas las personas que piden caridad. Eso le corresponde a quienes se acuerdan de los pobres solamente cuando necesitan el voto en la urna que promete sueños, pero al final sólo entregan pesadillas.

En resumen, si yo fuera rica tendría una parcela para recoger a estos animales que han tenido que partir a la calle porque en la casa ya no hay comida para perros. Ni para eso alcanza hoy en día la olla de una casa común y corriente, ¡Autoridades, ni siquiera sobra algo en la cocina para alimentar a los perros!. Podríamos pensar que la labor que ellos efectuaban en los jardines de nuestros hogares se ha visto suplida con alarmas, protecciones en puertas y ventanas, es decir, también a las mascotas las alcanzó la tecnología y se han visto desplazados, como una gran parte de la población humana, de la cual también formo parte. Con esto dejo en clara evidencia que formo parte de la estadística de mano de obra desocupada.
Esta enfermedad no tiene remedios ni antídotos, nadie puede recoger al perro que tiró a la calle, si yo fuera autoridad les daría una vida o una muerte digna, pero soy simplemente un ser humano cesante, que después de aplanar calles buscando trabajo llego a mi casa donde aún tengo para calentarme un plato de comida y como es obvio no sobra nada.

miércoles, 16 de agosto de 2006

Complemento de Vida



Durante muchos años trabajé en mi profesión de Secretaria, a su vez continuaba cultivando el oficio de Poeta, el cual ha podido rescatarme de algunos infiernos, como también me ha arrojado a otros, de donde el regreso siempre ha sido con algunos rasguños en alma y cuerpo. Cuando trabajaba anhelaba tener más tiempo para dedicarme a escribir, y ahora que estoy cesante, al cien por ciento desocupada, con la humedad del ocio en cada rincón de mis pasos, resulta que apenas logro concentrarme en las mil maravillas que antes anhelaba hacer.

Todos los lunes hago un aseo general en la casa, pero el resto de la semana quedo desocupada después del desayuno, he aprendido a distribuir el tiempo, entre lectura, corrección de algunos escritos y creación y aunque todo me apasiona existen días en que la angustia me la bebo junto a la primera taza de café de la mañana. Entonces me arreglo y salgo un poco producida a visitar a un amigo que trabaje en el centro de la ciudad. Mientras me cambio de ropa y me pinto los labios, pienso que mi visita debe ser motivo de alegría, por lo que hago un esfuerzo sobrehumano para ponerme una sonrisa en boca y mirada, para no molestar a nadie con esta realidad a la que nadie quiere pertenecer.

No es que me engañe o esconda mi dolor, se trata solamente de sobrellevar con tranquilidad esta situación que no se sabe cuanto tiempo durará. Las preocupaciones por lo cotidiano, perturban la creación, sobretodo a fin de mes cuando aparecen por debajo de la puerta las cuentas de luz y agua. Tener todo el tiempo para dedicarlo solamente a escribir no basta, los seres humanos somos un complemento en base a realidad, espíritu y sueños, vivir solamente en un extremo no es bueno. Si se vive sólo en la realidad podemos caer en la ambición desmedida por lo material, si queremos vivir sólo del espíritu y de los sueños, caeremos en sucesivos espejismos.

Una de las ventajas de estar cesante son las largas caminatas, para economizar pasaje vamos caminando, el día se acorta porque se debe salir de casa con unos cuarenta minutos de anticipación, para llegar a buena hora al punto de encuentro. Otra ventaja es que se aprende a vivir con menos, como también a valorar más las pequeñas cosas que forman el todo de la rutina, hay tiempo para meditar, para ordenar la casa. La casa que nos cobija entre sus cuatro paredes, y la casa que llevamos dentro de nosotros mismos. En estos meses de ocio fecundo he aprendido a cocinar otras cosas que no son huevos fritos, algo se aprende con tanto silencio, silencio obligado en aras de la economía, porque la radio la enciendo sólo algunas horas de la mañana. Estar cesante no es una tragedia, es una realidad desbordante que asfixia sobre todo a quien tiene hijos y deudas, en este caso miedo y angustia van de la mano hacia el templo de la desesperación.

No es mi caso, desde muy temprana edad renuncié a ciertas normalidades de la vida (matrimonio, hijos) para dedicarme solamente al oficio que hasta el día de hoy me acompaña, pero que ahora quiere abandonarme, al parecer estoy demasiado cansada de caminar por las paredes, de mirar el tráfico incesante de maniquíes humanos caminando cada cual hacia su propia tragedia. Al mirarlos es como volver la vista atrás y mirarme, decir “Así era yo, así como ellos” ahora no soy muy diferente, quizás sólo tenga un poco más de hambre, y me pregunto como caminaré cuando encuentre trabajo. Lo más probable es que mis pasos vuelvan a la velocidad, la mirada se volcará en un punto fijo y el espíritu tendrá la sensación de estar llegando a puerto. Por el momento debo conformarme con la inestabilidad, levantarme temprano todos los días, aunque un poco más tarde, y ordenar los sueños de escribir algo con la esperanza que algún día pueda vivir de la venta de mis libros para dejar de sentir esta pequeña humildad que roza la humillación. Es cierto un dejo de humillación se aloja dentro de la persona y una cierta humildad comienza a vestirse con nuestras ropas. Pero no importa son experiencias de vida que no están registradas en ningún título profesional, sólo se aprenden y se perfeccionan en las almohadas de la calle.

Talca está empapelado con mi curriculo vitae, voy donde me digan, más no puedo hacer, estoy tranquila, aunque la desesperación como hoy me envuelve, pero soy zorra vieja y se que debo quedarme en la trinchera soportando el mordisco, esperando que se termine este ciclo, leyendo y escribiendo aunque no pueda, pero hacer algo que me haga sentir útil aunque a la sociedad, al mercado y al mundo no le sirva, porque no existe lucro, impuesto, ni se puede tranzar en la bolsa de valores. El eje de mi vida tiene tres estaciones, una de ellas es escribir porque escribiendo estoy viva y vivo aunque haya escrito desde el infierno, aunque hayan tenido que recogerme de tantos lugares sospechosos y culpables, escribo y vivo y muero y soporto cualquier pellejería porque la vida del escribiente nace del dolor y de la burla y de la muerte. Muerte que a veces se provoca para ir en búsqueda de un verso, escrito a orillas de la noche.

Que me disculpen los colegas de la cesantía por hacer de este ocio un emblema, que me perdonen los que se levantan a las seis ó siete de la mañana para ir a trabajar, mientras yo recién me voy a la cama, y es que escribir me ha salvado de la desesperanza de vivir, trabajar y morir, y el trabajo me ha salvado solamente de no tener hambre.
mañana de agosto 10:20 AM