viernes, 15 de junio de 2007

Niebla de Atardeceres



He de morir de cosas ausentes,
de un exceso de silencio,
de lluvias petrificadas,
saltando dentro de la casa,
de una enfermedad o accidente.

He de morir otra vez
Sola
cruzando la herida
lamiendo la herida
Sola
como cualquier animal
como todo animal.

He de morir Sola
a pesar de la ciencia
he morir Sola
mirando hacia adentro,
y con la misma incertidumbre
de aquella mujer abandonada
por la tribu.

≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈

Tengo miedo
alguien vive dentro
de mi soledad.

≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈

En una de las cien soledades
que me gobiernan
conocí el adjetivo
de las mil mujeres
que me habitan.
≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈

Cuando camino a solas por mi cuerpo
encuentro un manojo de huídas
archivadas en mis pómulos,
unas tres profecías pendientes
y un Apocalipsis a punto de estallar.

Cuerpo Color Violeta


La noche se cumplió en ella y fue un trozo de risas húmedas salpicadas de vino. No puede amar, no tiene cuerpo, quizás por vestirse de ausencias y recuerdos color violeta, quizás por llevar en la piel rasguños de océano y nubes de fósforo prendido en la piel.

Pero es más real, camina con la vida entre los codos, bajo el rocío de las ocho de la mañana, lleva los hijos en la memoria y un bolso con ropa usada para vender a mil pesos, comprar un kilo de leche, un poco de pan y quizás azúcar para endulzar el destino que siempre la golpea a través de la mano de su esposo.

Camina delgada con ojos de persiana cerrada, labios líricos que se abren diciendo “Esos pantalones están sanitos casero”, “Mire la chaleca no tiene nada, está nuevita, también a mil pesos”. Al terminar el medio día recoge del suelo las cuatro pilchas sobrantes. Con lo ganado tiene hasta el fin de semana, luego a golpear y pedir de nuevo alguna cosita que nadie use.

Entre ventas y pedidos camina por la ciudad con puñetazos en el estómago, hematomas en los brazos y cicatrices en la voz. Su intimidad es de color verde azul, le gusta sonreír y mira al cielo dando gracias a Dios, después de cada venta.

Ha sido valiente, el coraje ahora tiene otra forma, tomó a los niños y se fue a casa de su madre. Está empezando a caminar más erguida, más real, camina para los hijos y para sí misma, sonríe sin miedo y continúa dando gracias a Dios.

La noche se cumplió en ella y es un trozo de risa fresca, ahora sin resuellos de vino y con la piel completamente blanca.

sábado, 9 de junio de 2007

Mujer en Verso



"Hoy,



vengo recién



de mí".

Mujer Plural


TRABAJO SIN JUBILACIÓN

Laurita se pone el abrigo para cruzar los días de invierno. Camina lento gracias a su delgadez encorvada, o quizás por culpa del tiempo que tiene sepultado entre los hombros. No sabe cuantos años lleva cruzando la misma calle seis días a la semana para llegar al Persa.

Con sus ojos levantando el amanecer, viene de viajar por media ciudad sin mirar escarcha, aún tiene fuerzas para trabajar, hacer aseo, sacar la mesita, el banquito, y sentarse a la intemperie a la orilla del brasero y enrollar papel higiénico que vende a cincuenta pesos para entrar al baño.


MUJERES DE SIEMPRE

Despiertan temprano de martes a domingo sin importar la furia del calor o del frío, ellas abren las mañanas colgando del cielo sus ropas ajadas.

No son mujeres de ahora, son mujeres de siempre, que gracias a su trabajo los hijos han terminado de comer y estudiar bien. Son mujeres simples como la vida, se persignan cuando la sirena anuncia el medio día en señal de agradecimiento, y dan gracias a Dios, en silencio, por cada venta.

Mientras los caseros llegan pegan botones, zurcen, toman mate y esperan. Esperan vender, aunque la competencia de la calle es fuerte y más barata. Pero ellas insisten, persisten en vender. Cuando no anda gente recuerdan que antes vendían bien, pero ahora está malo y sueñan con tiempos mejores mientras cortan motas a los chalecos.

La ropa usada, después de pasar por sus manos queda nueva, lista para la venta. Bajan y suben las prendas con una sonrisa que no tiene precio, pero tiene esperanzas que si no han vendido, venderán antes de cerrar o venderán mañana. Mantienen la fe que el fin de semana será bueno, dicen que el sábado se vende más que el domingo y el domingo es mejor que el sábado.


EVANGELISTA DE NOCHES FORTUITAS

Pastora incansable. Evangelista irreverente, así de pura, me pierdo maldita en el silencio arrancado del espejo para ir en procesión entre una soledad y otra, hasta llegar a los pastizales de tu carne y hacer en la pradera de tu cuerpo una liturgia con nuevo rosario y otros sacramentos.

Algo simple: Una cena con pan y vino Amor, y luego morir creyendo en la resurrección de la carne y resucitar bajo los pliegues de tu piel con un trozo de mi alma en cada mano.

Desde que te quiero amar, los dioses depositan su vigilia en los cirios de mi templo, las vírgenes cuelgan sus hábitos en mis caderas. Pero yo manzana, serpiente, niña recién vestida de mujer, tan sólo te quiero amar, hacer el amor por una noche y luego otra noche hasta que el olvido, el cansancio o la rutina nos separe amén.

Y ahora que descanso en ti, los ángeles me entregan las llaves de paraíso e infierno, las vírgenes ceden su don a esta Evangelista de cosas sencillas , como hacer el amor después de la ofrenda del vino.

El Olimpo descansa al ver que mi destino se eterniza en las alforjas de tu piel, piensan que lo nuestro eterno al quererte amar. Pero Amor, recuerda que esta noche es una noche, quizás una noche fugaz y mañana será otra noche; tu comerás de mi cuerpo y yo saciaré mi sed en el agua dulce de espalda. Pero son noches, pasión fortuita, concreta, que por la capacidad de la entrega todo el universo jura que son eternas. Yo te quiero amar, juro que te quiero amar, así como ayer amé a Otro en la real y justa medida que se puede amar hasta la eternidad.

Ahora no entiendo la razón de que dios se duerma en mí, sin pagar la botella de vino, sin reconocer que yo pertenezco a momentos, a instantes fortuitos y profundos que él pretende eternizar.


PIEL CONTRA PUPILA

Cruzaron las miradas y algo extraño se apoderó de ti, así como se posesiona un nuevo dios ante un ingenuo creyente, te tomó con sus pupilas recostándote en un lecho a orillas del paraíso. Y lo amaste sedienta sin importar que fuera un extranjero en la ciudad de tu piel donde sólo se han cruzado pequeñas y tiernas batallas.

La poca saliva que tragaste se convirtió en ceniza, y fuiste en menos de un segundo otra ave Fénix emprendiendo vuelo hasta alcanzar el arco iris que conduce al edén y llegaste por un momento a la felicidad que no buscabas cuando saliste a comprar.

Estas desnuda. Te tocas, pero la verdad es que te ha desnudado con los ojos. Lentamente desabrochó tu blusa, bajó tu falda y arrancó con sus manos flotantes tu ropa interior. Que acariciada te sientes. Te has bebido todas las pasiones que podrías sentir en tu vida en un solo segundo y te sientes satisfecha, distraída, amada, te sientes morir y ni siquiera has agonizado.

Tuerce la mirada sin verte, su aroma agudiza tus pasiones y lo dejas pasar. Has caminado dos pasos y ya has olvidado su rostro. ¿Cómo era su rostro? Decidida te devuelves, le quieres decir algo, pero avergonzada te detienes en el primer segundo de tu arrepentimiento. Pero él gira su cabeza y te pregunta la hora, pero no tienes reloj, aún así te da las gracias y su voz encadenada a su rostro nuevamente te arrastra, te subyuga, quieres continuar la conversación, pero no hay nada más que decir y no tienes nada más que entregar.


ALCANCES NOCTURNOS

Para no perder el cigarro que estoy fumando a estas alturas de la noche que plena de viento anuncia lluvia, y para que la mitad de esta copa de vino no se pierda …
… pienso …
Este silencio debería retroceder, convertirse en palabras o en leve murmullo. Debería conversarme de como es realmente su mundo. Ese lugar donde la mente llega a un estado inalterable, donde el vacío deja de ser fracaso y es victoria ¿Te imaginas cinco minutos con la mente en blanco? Y en esa blancura, La Nada, abarcando El Todo de un vacío jubiloso, donde no hay recuerdo, futuro, palabras ni siquiera el pensamiento de cómo se debe sentir el silencio.

Que maravilla pasar por estos cinco minutos una vez al día, y salir inocente, virgen, ya no a combatir sino que sólo a vivir despacio y feliz cada momento de esta tragedia en la que un dios analfabeto aprendió a escribir a costa de nuestras vidas.

Pero está bien, todos nos equivocamos y quizás seamos un error caligráfico, pero el más perfecto error, al final así somos y tal vez dios sea tan humano como nosotros.

Perdón, el cigarro ya fue apagado y ahora beberé el último sorbo de vida o de vino. Vida y vino, que importa al final son lo mismo.

sábado, 2 de junio de 2007

MicroCuentos (2)



ETERNO ADOLESCENTE

No tuvo tiempo de madurar. Esto del eterno adolescente es cierto, como el infantilismo que tiene a pesar de los cincuenta alojados en su cuerpo.

Aún jura que es soltero y sin hijos. Me jura que todo es alcance de nombre y apellidos. Lo peor es que después de cinco años, sigo creyendo que los fines de semana y las fiestas los pasa con su madre, que según me han dicho está muerta.


PROFECÍA DE UN MIEDO

Teme, huele el miedo a través de sus pupilas, pero nada arremete contra su vida, y la muerte aún está lejos.

Tiene miedo, debería disfrutar la plenitud de los momentos, la bala que alojará en su pecho, aún no ha sido comprada.


NOCHES CON MELODÍA

El día nunca tiende sus mañanas en las mesas arropadas de copas y colillas de cigarros fumados por labios que comparten soledad.

Sólo el amanecer llega a este mundo de caderas risueñas para cerrar el cielo que vive en este infierno.

Aquí, en el prostíbulo la vida es igual que afuera, sólo que la música es más fuerte.


ALMUERZO TELEVISIVO

Le gusta adelgazar todos los días. A la hora del desayuno se sirve una taza de té sin azúcar con dos rebanadas de viento, luego acude al baño para vomitar el aire ingerido.

Al medio día prende el televisor, mira el programa de cocina, para luego cepillarse los dientes. Sí, cepillarse los dientes como lo hacen todas las personas, después de almuerzo.


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Bajo la luz de la sombra


alguien dentro de mí se muere


y nace otra.



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