viernes, 25 de enero de 2008

El Alcohol y Nosotras


“He vivido con el alcohol durante veranos enteros, en Neauphle. La gente venía los fines de semana. Durante la semana estaba sola en la gran casa y allí el alcohol adquirió todo su sentido”. Esto lo escribió Margarita Duras en su libro de prosa “La Vida Material”, pero este extracto no significa una realidad en su vida, ya que en el prólogo advierte: “El libro representa, todo lo más, aquello que yo pienso algunas veces y algunos días de ciertas cosas”.

Dice “pienso” por lo que debemos deducir que lo escrito no representa su realidad, sino que habla de lo que pueden vivir otras personas. Luego continua:… “El alcohol es la calle, el asilo, los otros alcohólicos … Nada consuela de dejar de beber, desde que no bebo tengo simpatía por la alcohólica que era … Vivir con el alcohol es vivir con la muerte al alcance de la mano, es la idea que una vez muerto no se beberá más”.

¿Cuántas veces ebrias no hemos exclamado “Nunca Más”? Sin embargo, recobrada las fuerzas y pasado el tiempo, caemos en lo mismo, diciendo lo mismo. Si Margarite Duras, Fue o No Fue alcohólica, no interesa, lo importante es que nos transmitió, como si fuera un relato oral, sus profundas y acertadas meditaciones.

¿Qué sucede entre nosotras y el alcohol?. Atrapa, indudablemente, nos atrapa, seduce, encandila. Nos permite desinhibirnos, dejar los tabúes al fondo de la botella vacía. Nos hace decir verdades, palabras que no sentimos, pero están ahí almacenadas. Nos hace llorar, desahogarnos, quitarnos la vida entera por un momento. El alcohol entrega después de cada sorbo un estado místico, nos adentra lentamente a una extraña y elevada espiritualidad. Conduce a una meditación profunda, a un mirarse detenidamente. Es el vehículo que llega más cerca del misterio.

Emborracharse es ser individualista y procurarse un goce, un disfrute personal, sin que importe el mundo, que está a nuestro lado y todo el mundo inserto, disperso y fuera de todo el mundo. Emborracharse es ser libre, decir palabras, hacer cosas que carecen de sentido, porque toda la vida nos la pasamos haciendo cosas que tengan sentido.

No existe consuelo, ciencia, arte ni magia que puedan reemplazar el embrujo que produce el alcohol cuando aún se está en la etapa del goce. Emborracharse es tener un amante, aún sabiendo que al final nos doleremos, pero poco importa el dolor después de tocar el cielo.

Las que beben entienden el peso de las horas, el hastío, la felicidad, ese desmembramiento de memoria y cuerpo. Valoran los sueños, todos los días quieren cambiar después de la última copa. Que Margarite Duras sea alcohólica, no importa, que yo beba no interesa, si después de una copa vacía existe una página llena.

8 comentarios:

Sylvia Rojas Pastene dijo...

¿Y que pasa con los que pueden desinhibirse,dejar las trancas,tabues decir verdades, tocar el cielo, desahogarse, en fin sentirse libre, sin una copa siquiera de alcohol?

Quizás la diferencia la marcas tu misma
"Nos hace decir verdades, palabras que no sentimos, pero están ahí almacenadas."

No enviés esta prosa a AA ja ja ja

Un beso amiga, me voy a Stgo en segundos más

profetabar dijo...

Cuando se toma un tema, se pretende abarcar un universo completo pero irremediablemente quedan mundos afuera, si no fuera así no terminaríamos nunca, de hablar de todas las individualidades del cosmo, además el tema está centrado en el alcohol, obvio que existen personas que no beben y escriben estupendo, pero de ellas no motivaron a que esta página fuera escrita. Ja, Ja, me salió larga, von vogage

Monopoesia dijo...

Interesante artículo, realidad oculta de muchas, para escribir, y si alguien lo hace tomando café al igual está bien el camino para llegar al cielo es personal, pero por lo general quienes más se arriesgan usan de tinta alma y carne.

Sylvia Rojas Pastene dijo...

Sr Polipoesia
¿Puede usted comprobar científicamente eso que expone, evidencias algo asi?
De lo contrario creo que son mitos y nada más.

Silvia
Amiga aún estoy en la capitale le envío mis saludos afectuosos, dele de los mismo a Ramona

fenixpoetico dijo...

sra. sylvia rojas pastene si usted escribe tomando café ud. seria un perfecto ejemplo, porque tiene buenos escritos, le propongo elevar la conversacion a un intercambio de opiniones más fructiferas

Anónimo dijo...

Sobre alcohol y literatura se ha escrito mucho y se ha bebido mucho. Sin embargo, al final del dìa lo que queda es la literatura, y lo demàs es anécdota (terrible a veces, por lo demàs). Ni el alcohol da buenas pàginas por sì mismo, ni la sobriedad. En un caso u otro, la pelea la da la literatura a travès del talento o la falta de èl.

Sylvia Rojas Pastene dijo...

¡Qué agradable! que un bello escrito, como el de mi estimada amiga y profeta, cobre vida, que no sea algo admirado y olvidado, que saque ronchas, que despierte, que nos haga convulsar, que podamos discutir, en fin en consecuencia, que no le dejemos ser apacentado y dormir, que sirva para abrir rutas.

Si algo de esto se produce, creeré aún más, en la palabra, su fuerza y que la discusión valió la pena
Sigo en Stgo de Chile Silvita, nos vemos el viernes

Carmen Morales Rodriguez dijo...

Tengo varios libros pendientes que aún no me los he bebido.

Abrazos