martes, 22 de enero de 2008

Demencia Perdida

Anhelo un lugar plácido
donde ensalivar las heridas
sacarme el camino, los recuerdos
reposar junto a la melodía
de una vertiente calma
y dormir
y al despertar tener cicatrizada las ausencias
el vómito de la sangre
el ruido de la malasombra.

Olvidar cartas marcadas del destino
la forma perversa de
esta soledad traicionera
que me toma del cabello
y me hace mirar el espejo,
pero cuando es dócil abre
el túnel afiebrado del laberinto
disipa nieblas y cubre los abismos
con aroma a tilo y toronjil húmedo
para que esta plenitud y vacío
alcancen otro paraíso.

Sí, un lugar plácido
donde abstraerme del mundo
junto a una botella de vino
luego salar las heridas
y beber hasta recobrar
la locura perdida
en los brazos de la razón.

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