Distinguido caballero: Espero que al recibo de la presente misiva,
albergue en su memoria los instantes previos, intermedios y finales de nuestro
último encuentro.
Vuesa merced se retiró, aquella noche, complacido de
los afectos y entrega que esta piel propinó, sin decoro ni recato, a su
afectísimo cuerpo. Cuerpo que recibió sin queja alguna los caminos no acostumbrados de
dos almas que se unen por mero placer.
Vuestras excesivas caricias y besos
dispensados a esta humilde servidora han logrado teneros en la más alta estima. En estos momentos de obediencia a los
impulsos carnales y en gratitud a la gran odisea que vuestra nave propinó a
estos océanos, es que solicito su distinguida presencia en mis aposentos.
Será esta noche, cuando mi adorado
esposo, a quien espero que Dios ilumine, ampare y demore su llegada, se ausente
de este hogar arrebozado en rutina y deberes nimios.
He de garantizaros que durante vuestra
majestuosa y complaciente visita, me dedicaré con toda aplicación a devolveros
en exceso, las caricias, besos y otras aplicaciones que no corresponde a una
dama decir, sino que hacer.
Mi hidalgo favorito, no puedo reprimir
el impulso de confesaros, que en esta ocasión, usted será testigo de mi
desenfreno: esta noche me sacaré el
camisón de lona, me verá desnuda, andaré desnuda, lo cabalgaré desnuda.
Así que anímese y llegue en prontitud
sabiendo que todo solo obedece a mis impulsos carnales y el amor que usted
profesa es una utopía.
Le saluda afectísima a la espera de
vuestros fieles y placenteros servicios,
PROFETA DE BARES
4 comentarios:
Una carta a la antigua usanza que, de seguro, agradará a su destinatario y a los que apreciamos el idoma y la ironía fina.
Gracias por tu visita.
Saludos
muy interesantes tus escritos
El hidalgo debía dar volteretas de alegría al leer la epístola.
Besos.
Al aproximarme a la lectura de vuestra epístola he querido ser el blanco de tus encabalgamientos, y soñado que mis ojos, os miran en la más desorbitada de su órbitas, al apreciar vuestra desnudez de alabastro diamantino.
Muy buen texto y eróticamente relevante, que me trae a cuento los relatos de El Decamerón. Un abrazo. Carlos
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