miércoles, 15 de noviembre de 2006

Alma Inocente


No despiertes. Continúa relegada a la inocencia, respirando despacio para que nada ni nadie te humille, te someta, te clone o pongan en una probeta y te hagan vivir de manera artificial, o te hagan vivir de modo real.

Continúa en tu sopor
sueña sin limites
ingobernable
no dejes huellas
pero continúa existiendo
ingobernable.

El aire ha sido contaminado, el agua enfrascada y nosotros sometidos a la ley humana y divina, como sea, sometidos. Aún así aún existen guardianes cuidando tus fronteras para que vivas tranquila lejos de la moral, la complacencia y estas estúpidas guerras cotidianas donde se entrega la vida que debemos vivir mañana.

Y así vivimos, a crédito, en pequeñas cuotas, de forma elástica estirando el pan, el cuerpo. Este cuerpo guerrero con armas moldeables, acondicionadas, entregadas al enemigo, y a veces, muchas veces entregadas a nosotros mismos, al vernos sobrepasados de horarios y trabajos sin tregua. Estudiando el día el día, para que no sobre ni falte un gramo de grasa ni de esperanza, amasando alegría, para que el universo responda a nuestra necesidad de vivir en un mundo más original.

No te canses cuerpo, no te fatigues
en el paraíso de los impuestos
no reclames, no te insomnies
por la cuota vencida.
Tienes crédito.

Sí, tenemos facilidades para vivir, perdón mejor dicho comprar. No, la realidad es que tenemos derecho a endeudarnos, a pagar tres veces lo solicitado. Antes los pecados se pagaban con tres Padre Nuestros y tres Ave María, pero aquellos pecados respondían a una falta divina, y hoy lo divino se ha transformado. Lo divino está al alcance de nuestras manos, el templo es un smoll donde ir a recrear nuestras fantasías, un salón de café donde ir a confesar los pecados, un cine para olvidar lo cotidiano, una vitrina donde podemos soñar lo que se anhela comprar o un ciber café, para caminar por el mundo tener amigos confidentes a quienes con un sólo clic podemos dar de baja.

Porque hoy estamos conectados con medio mundo, tenemos amigos al otro lado de la frontera, amigos que saben la mitad de nuestra vida o de sueños, pero no está la pupila, el saludo fraterno, esa música que lleva nuestra voz al oído del otro que nos escucha. Sólo existe el tecleo en esta amistad y la gratuidad de no conversar más, no respondiendo al correo electrónico. Total ese amigo no irá a golpear la puerta a mirarnos cara a ojo preguntando lo que pasa.

aún conectados
seguimos solos
con esa soledad amarga
que sólo entrega
desesperación.

Y es que nadie nos enseñó que la soledad, el silencio, son buenos compañeros. Con ellos te conocemos, conocemos tu pudor, la cuerda locura de saber que existes, que vives radiante, inmaculada, con una inocencia que encandila y aturde a cualquier pupila que pueda mirar la frescura de tu fuego. Porque eres algo no tangible y sin embargo eres dueña de una fuerza jubilosa en estado puro y primitivo.

No aceptas dosis, ni pócimas, ni leyes, tienes sangre maestra y una humildad que nadie soporta. Quizás el amor cuando se expresa en su más excelsa pureza puede compararse a tu serena brutalidad inmaculada.

No despiertes Alma mía, sigue viviendo respirando, dentro de nosotros, para que nadie te pueble, ni te pongan tubos, para que no veas noticias y permanezcas como nosotros algún día fuimos:

Inocentes.


RECONCILIACIÓN

Quizás algún día esta alma que me habita borre su innata nostalgia, el aire sereno y nebuloso que nos separa como si fuéramos dos extrañas respirando con pulmones diferentes.

Confieso que le enseñé el útero de la soledad, vivir en sus arcas sin que el oleaje de lo cotidiano perturbe el silencio amarillo de esta racional locura, de mirar todo como si fuera una diosa recién parida a orillas de una tierra que sólo conoce el aroma de una rasguñada caricia.

Mi extraña habitante conocida. Mi pobre Alma ha tenido que vivir a través de mis gestos. Fue sentenciada a mi piel, a responder y llevar mi nombre. Ha tenido que soportar las aventuras de noches virginales y endemoniadas. Ha tenido que oler el perfume de mi silencio y caminar sobre inviernos cuando aún es primavera.

Ahora estoy mirándola con el mejor original que me queda, después de tantas fotocopias quemadas en el infierno. Responde a mis ojos sin orgullo ni grandeza y yo no puedo sostener la voz de su mirada y me quedo desnuda oyendo el silabario de la pureza, que aún mantiene después de vivir bajo la lluvia cotidiana de mi forma de ser.

Mi Alma confiesa que no es necesario vivir a pulso, sosteniendo en la garganta gritos, vacíos y pequeños infiernos, que la vida es reposo, una tregua disfrazada de luchas innecesarias, una hermosa canción entonada con tristeza y dolor.

Desde ese encuentro acepto el barniz sereno de su piel, he dejado de gobernarla y somos una sola divinidad, con dos soledades hermanas respirando juntas en un mismo pulmón.

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