martes, 9 de marzo de 2010

ERA UN BUEN DIA VIERNES ...


Es viernes. Ultimo viernes de febrero y de las vacaciones de verano. Ultimo fin de semana para regresar al hogar, descansar y ordenar todo para comenzar marzo. Los noticieros repetirán las mismas noticias de todos los años. Pero no, la madrugada del sábado 27 de febrero, interrumpió la rutina social, laboral y psicológica.

Tres de la madrugada con treinta y cuatro minutos.
La tierra, la casa donde habitamos gimió leve, mientras la luna estaba casi llena. Primero fue un pequeño gemido acercándose. Se corta la luz. La tierra, con permiso o sin permiso de los dioses, bosteza en forma prolongada despertando al océano. De pronto la tierra, pasa sobre las paredes de nuestro hogar, sobre calles, plazas, iglesias, oficinas, centros comerciales. Pasa como novia huyendo del mar, y el mar la sigue arrasando con los hogares de la costa de este enjuto país llamado Chile.

El gemido y bostezo de la tierra es acompañado por loza y vidrios que se quiebran, paredes, postes de luz y estatuas que se derrumban, mientras los corazones palpitando fuerte, esperan, esperan, esperan por dos minutos y medio, esperan que lo inimaginable pase. Y pasa. Y pasan las olas ahogando gritos y separando las manos unidas.

Tres de la madrugada con treinta y seis minutos y treinta segundos.
Aturdidos, nos reconocemos vivos, sin saber aún, que somos sobrevivientes. Llamamos, pero teléfonos y celulares no funcionan. Somos náufragos de una ciudad caída. Algunos, recogemos lo caído. Otros, buscan a sus seres amados, mientras la luna casi llena, alumbra lo inimaginable.

Amanece, los primeros rayos del sol permiten ver lo que tan sólo se oía. Todo está bajo nuestros pies, pueblos y ciudades yacen bajo nuestros pies, pero en forma de escombros.
Continuamos aturdidos. Se respira en forma lenta y a veces apresurada, juntamos agua, juntamos agua. No hay más agua, y el hambre con los nervios, desaparece y se pierde como la rutina del último viernes de febrero.

Todo cambia. Todo cambió. Lo inimaginable, es realidad. Despertamos sin dormir con una luz en las pupilas que irradia tristeza y humildad. De pronto, saludamos al desconocido que nos mira. De pronto miramos y reconocemos al otro, como un ser humano que ha pasado lo mismo o algo peor que nosotros. De pronto somos todos iguales y nos necesitamos.

Caminamos por las calles que ya no tienen el ruido de antes, no existe el ruido, no existe la sonrisa, ni siquiera sonreímos porque estamos vivos. El dolor por la tragedia supera cualquier sonrisa y nos unimos al dolor del otro que perdió a un ser amado y al sobreviviente que lo perdió todo. Como nunca el pueblo, la ciudad, el país, se transforma en manos que ayudan a sacar escombros, a secar lágrimas, a llevar alimento, a llevar agua. A llevar agua.

Somos huérfanos de un país donde gobierno ni credos religiosos pueden dar certeza de tranquilidad. Somos una pequeña isla frágil y dolorosa como Haití y Etiopía. Un lugar, como cualquier lugar del mundo, que recibe la bofetada, sin que ciencia, religión ni estado puedan detener la mano dura de la naturaleza.

A siete días del viernes pasado, la tristeza aumenta y se detiene. Quizás nos estamos levantando, quizás continuemos saludando al otro sobreviviente. La única certeza es que todo ha cambiado, que ya no somos lo mismo de antes y que debemos reconstruirnos a pesar de la mano empuñada que mantiene la naturaleza sobre nuestras vidas.

12 comentarios:

Unknown dijo...

Un abrazo. Lo que escribiste es el testimonio fiel de lo aconteció en esos días terribles del terremoto. Te saludo, y feliz porque te encuentras bien.
Carlos Amador Marchant

Carmen Conde Sedemiuqse dijo...

uffff que me paso ligera, ligera para que sepas que estoy, pero mañana leo, todavía no he dormido son cerca de las seis de la mañana. Estoy unida a vosotros sinceramente.

Muchos besos y amor
je

PD

Mañana leo.

Sandra Figueroa dijo...

Triste lo sucedido, espero estes bien. El pais se levantara poco a poco. Te dejo un beso, cuidate.

TORO SALVAJE dijo...

No creo que nadie que no haya pasado por eso pueda entenderlo.
Que horror.
Ojalá que lo superéis pronto.
Besos.

Afinidades. dijo...

Fue horrible lo que sucedió... no sabes cuanto lo siento. Un nudo en la garganta me ha acompañado en todo tu testimonio. Me alegro mucho que te encuentres bien y espero, sinceramente, que todo mejore pronto.

Besos!

Higorca Gómez Carrasco dijo...

Querida amiga, gracias por tu comentario, dices que eres de Chile, siento profundamente lo ocurrido en tu país, me gusta lo que he leído, manejas la poesía muy bien y eso es importante, no puedo seguirte ya que no veo la manera de hacerlo pero estaré alerta para ello.
Un abrazo para ti y sobre todo para tus compatriotas que todavía sufren.

.A dijo...

eso es lo que hay que afrontar.. que aunque las cosas hayan cambiado.. hay que tirar para delante..

El Drac dijo...

Todo tiene su ciclo amiga, felizmente nada es para siempre, y ya vuelve la calmay más que seguro que al igual que Japón, Chile hará de esta desgrascia una oportunidad de progreso. No puedo decir de mi Perú lo mismo ya que a tres años del terremoto las provincias afectadas siguen en ruinas, estos son los mandatarios peruanos vendepatrias, hacen show para el exterior y adentro ¡¡hasta las patas!!!

NVBallesteros dijo...

Hermanos de dolor....Nosotros lo hemos vivido...En carne propia y sabemos lo duro que es ....

Gracias por tu visita y tu comentario en mi blog.

Besos

Carmen Conde Sedemiuqse dijo...

Silvia has transmitido todo el dolor. lo has acercado,y... ¿sabes? hay algo tras esa tragedia,tras ese horror, has plasmado "hermandad" "unión", en conclusión, como si tras el golpe el amor hubiese despertado. La sonrisa de estar vivo y sentirse unido al otro es la mayor de las sonrisas,un pueblo una ciudad, un país no es nada si no hay hombres. Mientras haya hombres hay pueblos que construir.

Silvia, Silvia, Silvia...

Besos y amor
je

Trini Reina dijo...

Debió de ser terrible la experiencia; pero estoy segura de que Chile nos sorprenderá levantándose más pronto de lo imaginable.

Un fuerte abrazo para ti y para Chile

Anónimo dijo...

Esas experiencias que marcan la vida, que jamas se olvidan gracias a Dios que puedes plasmarla, espero que tu pais recupere pronto su belleza y me alegra enormemente poder ver tu rastro por mi espacio..
Abrazos todos!!