
mitad negro
se encandila bajo la pupila
de mi voz trasnochada
durante días.
Es gris como esta bufanda y voina
que uso a inicios del otoño,
es frescura en horas de verano
es abrigo en noches de invierno.
Ese muchacho amurallado de hombre
es un alfín volando libre
sobre torres y caballos
con vida de peón
y cuerpo de rey.
Ese hombre, es la pieza diez y siete
y yo,
la única reina
de su tablero.
11 comentarios:
El Hombre.
Besos y amor
je
SEDEMIUQSE, al final son ellos los que buscan felicidad como nosotras.
sip, ellos... que dolor ja!
La reina es la pieza más poderosa del tablero de ajedrez, hay que tener cuidado con ella.
SERTAL, si hay que tener cuidado.
Me encantó este poema... las semejanzas y sobre todo tú sintiéndote Reina.
Me encantó.
Abrazos, Silvia. Y un un nuevo año pleno.
a veces me toca ganar en este juego. otras no. la contingencia es lo que me gusta. soy un enamorado del azar.
Me ha gusta mucho este poema, por su originalidad, por su misterio, pues no sé si lo he entendido bien del todo, pero es abierto a la imaginación de cada uno, en todo caso. Saludos y te felicito señora poetisa.
Gracias por tu lectura. No importa ser rey o peón, le jaque lo da la vida.
Se respira bien en tu blog.
Está claro y las palabras son limpias.
Me siento bien cuando paso por aquí y cuando te recibo en mi casa.
Un sincero abrazo
con 64 casilleros se pueden hacer muchas jugadas diferentes
saludo
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