viernes, 7 de marzo de 2008

Ausencias Presentes



Aquí a solas hago marionetas con mi sombra entumecida, a pesar del calor. Una gran nostalgia empaña la sonrisa, una soledad cancerígena mira las ausencias de celular, correo electrónico y la puerta de esta casa.

Los cafés y bares están vacíos a pesar de la multitud. Me siento en el universo de una mesa diminuta, profunda como el grito de esta soledad dolorosa que pregunta si serán mis formas afiebradas el motivo de tanto ausenciar.

Busco en el fondo de la copa un cese al fuego. Busco olvidar otro medio día, otra media noche entre calles incendiadas que reciben a los ángeles caídos de este húmedo silencio.

Camino breve, respiro breve con la memoria entre las manos, con las risas de antaño entre las manos, con el ruido de palabras entre las manos, con el crepitar de copas antiguas entre las manos, mirando como sopla el olvido las cenizas fúnebres de mi cuerpo.

Los Guardianes se hacen gestos, solicitan que un dios baje a esta romería de ausencias sepultadas en los tobillos de mi voz, que de tanta nostalgia no hablan. A pesar de tener tantos lugares en el cuerpo busco un lugar donde dejar el camino y sentir que todos están al lado, en frente mío y no atrás como huella oxidada y bebo para recordar sus máximas palabras, para amueblar estas ausencias y sustituir el fusilamiento de Dios, por una mesa conversada.

Quizás esta humana no tiene nada que ofrecer. Quizás soy sólo vómito repetido, una cosa espiritual borrada por la razón. Quizás tenga demasiada demencia en las pupilas de la sangre, demasiados planetas para beber de un sólo sorbo. O quizás simplemente soy algo que se merece ignorar.

Retorno al pavimento, a la mirada de mujeres y hombres extraños en busca de la amiga, del amigo perdido en el diccionario de la ausencia.

3 comentarios:

Sylvia Rojas Pastene dijo...

Dos lugares para el brindis o cafés, no bastaron para el reencuentro, eramos nosotros, en cualquier lugar lo que importaba. Pero quisimos seguir juntos cambiando de ambiente y dándole a los dioses tanta importancia como fuera posible en esa danza desde Nietzsche a Bolaños, y ahogados en preguntas y respuestas acumuladas por la ausencia culpable del estío.

Espero profeta que esté mejor de nostalgias por nuestros viernes eternos.
Abrazos

profetabar dijo...

Una pequeña nostalgia que se extendió sobre la noche al recodar y evocar encuentros. El esplín continua volando sobre los árboles de este otoño que ya se anuncia en las calles.

Anónimo dijo...

A veces se siente eso, y es tan dificil quedarse al margen de lo que un d{ia pensamos se quedaria allí en espera de lo que nunca vendra. A VECES TAMBIEN ES BUENA LA SOLEDAD, EL MIRARSE Y COMPRENDERSE PARA ENTENDER MEJOR LO QUE FUIMOS Y SEREMOS. Me alegra que sigas escribiendo, reconforta que nada detiene la emorragia de la sangre.