
Camino dentro de mi piel,
recorro el fruto de la memoria,
los horizontes diluidos en la braza
de este silencio que me inunda
y me hace habitar en esa parte
donde no hay espejos, máscaras
ni huidas donde comenzar.
Diviso el delgado hilo, el cordón
umbilical de las raíces,
el profundo vacío corriendo dentro de mí,
veo mi alegría, el universo consumado,
y el agua de mi vientre corriendo libre
por el jardín.
Existo sobre las paredes de un segundo
desprovisto de tiempo,
hoy amanece sólo para mis ojos
y tú no amanecerás en el sendero
que se abre sobre mi pecho.
Me libero, amando, me libero
voy de regreso a otro punto de partida.
No teman hoy regreso a la eternidad.