miércoles, 21 de marzo de 2007

Adivinanza Poética



Silencio, silencio. Adivina cuantas palabras secuestradas existen en un segundo.

Este momento debe ser un trozo de historia pendiente o el pétalo de una palabra a punto de abrirse, pero no. No es nada más que un murmullo, acariciando la raíz de mis pestañas, que titilan como estrellas cayendo a brazo cruzado, sobre el horizonte de mis párpados.

Sería tan feliz si ahora, que tengo la noche sobre mi espalda, se rompiera el vidrio del misterio y me dijera quién habla por mi boca.

Silencio, silencio. Adivina que aroma tienen las palabras.

Y me quedo boca arriba, descifrando el enigma y duermo sintiendo como la Diosa olvidada acude a mi nombre y me nombra como su hija eterna.

Que locura, que torpeza, que ironía, hoy era un día habitual sin mayor historia que vivir y tropecé con la vida.

Después de levantarme sacudí mi ropa y limpié mi rostro, ahí descubrí una página en blanco que había debajo de mis ojos, escribí y tatué lo escrito sobre mis ojeras, porque siempre he estado, completamente escrita, y he sido toda verso, toda poema.

Silencio, silencio. Las palabras tienen aroma de estrellas.

Es la hora en que los campos y la noche se quedan solos, aún permanecen los recuerdos de eternidad en mi memoria, pero se hace tarde para esta hija inmortal que necesita buscar una historia con sabor a lluvia y a situaciones normales.

Silencio, silencio. Adivina dónde juegan las palabras.

1 comentario:

BELMAR dijo...

Un año de "Palimpsesto"...