Cesante
con todo el tiempo
para oler esquinas
afeitar el viento
mascar las horas por horas
y horas
hasta tragarme un día entero
pienso
qué hacer con tanto ocio
c
o
l
g
a
n
d
o
del pañuelo.
Somos la imperfección
de una realidad común
que los Otros quieren ver
sólo en estadística.
Nadie quiere mirar carne, rostro
ni oír la voz del Cesante
porque piensan que siempre
necesitamos algo.
Somos sospechosos en primer grado
por el simple hecho de no tener trabajo
sospechosos de molestias aseguradas
de alguna moneda perdida
y de andar con malas vibras.
Aún así respiro y sobrevivo feliz
a pesar de continuar pendiente
postergada, caminando infinita
con mil copias del currículum
y de mí misma
(debo confesar que a esta altura
todo original se ha perdido
inclusive el de mi esencia).