miércoles, 8 de octubre de 2008

El Diario de una Cesante


El libro "El diario de una Cesante" es un trabajo de cuatro años, ha sido recibido hasta el momento como una crítica social y una realidad que refleja la situación de miles de personas. Este parto ha sido otro hijo bien parido en esta ciudad. Entrego dos poemas del libro.


Cesante
con todo el tiempo
para oler esquinas
afeitar el viento
mascar las horas por horas
y horas
hasta tragarme un día entero
pienso
qué hacer con tanto ocio
c
o
l
g
a
n
d
o

del pañuelo.


Somos la imperfección
de una realidad común
que los Otros quieren ver
sólo en estadística.
Nadie quiere mirar carne, rostro
ni oír la voz del Cesante
porque piensan que siempre
necesitamos algo.

Somos sospechosos en primer grado
por el simple hecho de no tener trabajo
sospechosos de molestias aseguradas
de alguna moneda perdida
y de andar con malas vibras.

Aún así respiro y sobrevivo feliz
a pesar de continuar pendiente
postergada, caminando infinita
con mil copias del currículum
y de mí misma
(debo confesar que a esta altura
todo original se ha perdido
inclusive el de mi esencia).

Lavado de Pies



Dos días antes de realizar la presentación de mi libro "Diario de una Cesante" hice un lavado de pies a cualquier transeunte que pasara. Esta acción de arte es para limpiar la ciudad de la indiferencia e individualismo que existe frente al tema de la cesantía.
Para realizar este acto, puse un letrero en el suelo que decía "Se lavan los pies Gratis", tenía un balde con agua y un jarro, cada vez que se realizó el lavado, el agua era cambiada. El acto fue acogido por cinco personas que pasaron y que afortunadamente me ayudaron a concretar mi acción.
Esta experiencia para mí, era necesaria ya que sentía la necesidad de hacer tomar conciencia, remecer un poco la ciudad para sensibilizar el individualismo existente y la indiferencia ante las personas que buscan trabajo y son miradas de mala forma, como si ser cesante fuera una molestia cuando vamos a las oficinas a dejar un curriculum o a buscar una respuesta laboral.
Creo que esta acción cobró eco en algunas conciencias porque cuando camino por la calle, la gente se acerca y conversamos.
El arte debe hacernos reaccionar como artistas y como ciudadanos, para comenzar a cambiar la sociedad aunque sea con un grano de arena. Debemos salir a las calles y decir que nos está ocurriendo como individuos.